Realidad Onírica


Ser un buen maestro
diciembre 3, 2008, 12:53 am
Filed under: Reflexiones

Esta es la primera «redacción» que nos pidieron para Lengua en Magisterio:

Ser un buen maestro

A lo largo de nuestra vida son muchas las personas que influyen en nuestra manera de ser e incluso de pensar y que de diferentes formas, contribuyen al desarrollo de nuestra personalidad. Estas personas tan relevantes son entre otros los familiares, los amigos, los compañeros o los profesores, que además ejercen de modelo humano o de comportamiento. En este caso, como en el resto, su papel no siempre es el adecuado y en ocasiones no son o han sido buenos modelos para que de alguna manera nuestra persona se fije en ellos. Por ello es tan importante la influencia de diferentes personas en nuestra vida, que nos hagan distinguir ente los patrones correctos e incorrectos.https://i0.wp.com/coleccion.educ.ar/coleccion/CD13/contenidos/herramientas/recursos/archivos/otros_recursos/dibujos/Oficios/maestra.bmp

Desde pequeños, los profesores forman una parte primordial en nuestro aprendizaje y de ahí que cuando uno alcanza su madurez pueda recordarlos y tomar una postura crítica sobre su manera de ser o enseñar. Muchos profesores que no han realizado bien su trabajo han marcado nuestras vidas de manera defectuosa. Por ejemplo, si tienes un profesor de matemáticas que en su hora se dedica a hablar de fútbol en lugar de explicar las lecciones, esto le traerá problemas al alumno en su futuro y en los cursos posteriores. Sin embargo, cuando al alumno le sucede esto le suele gustar pues es menos trabajo que hacer, sin embargo, no son conscientes de los problemas que eso les puede acarrear.

No obstante, siempre guardas un grato recuerdo de los profesores que si han hecho bien su trabajo, con los que has aprendido tantas cosas y te han servido para muchas otras. Estos profesores se tomaban su trabajo en serio y “hacían sus deberes” cada día, es decir, preparaban las clases el día anterior para que nada fallase y se pudiese aprovechar el tiempo al máximo, para que todos los alumnos nos sintiésemos estimulados y no dejásemos de aprender y conocer.

Además de la preparación de las clases, no todos los buenos profesores han tenido un carácter agradable, pero tampoco todos los profesores de carácter grato han sido buenos instructores. Con esto, puede comprenderse que independientemente de su manera de ser, si estos se empeñaban en ser buenos maestros, lo conseguían, aunque tuviesen que regañar o sermonear a sus alumnos. De hecho, muchas veces, las regañinas han sembrado propicios frutos, por ejemplo en conductas desfavorables o incorrectas que han podido corregir. Lo que más destacaba de sus personalidades era la constancia, las ganas, el interés y la ilusión al dar sus clases, casi como la de un niño por aprender. Estaban motivados y cuando no era así, se podía comprobar perfectamente en la manera de impartir sus clases y eso resultaba contagioso para los alumnos.

Por otra parte, las clases de estos profesores eran dinámicas e interesantes y en ocasiones podían parecer divertidas, sin duda esta es la clave más importante para que una clase sea amena y motive a los alumnos. Por ejemplo, puedo recordar como en el colegio para aprender geografía, dibujábamos mapas en el suelo y cuando estudiábamos los ríos, les hacíamos surcos por el lugar correspondiente y vertíamos agua. En las clases de naturales teníamos cada uno su planta y debíamos cuidarla y con ellas nos explicaban todo lo posible acerca de las plantas. Otras veces bajábamos al patio a buscar y observar diferentes flores e insectos y en las clases de lengua nos inventábamos cuentos con lo aprendido. Eran formas excelentes para que los niños recordásemos las lecciones dadas y no cayeran en el olvido con el tiempo. Hoy en día, que hay tantas otras formas de llevar a cabo la enseñanza, no se deben desperdiciar, pues la manera en que se explique la lección en ese momento de la vida de un niño, puede ser clave para algunos aspectos de su futuro académico e incluso personal.

Con el tiempo y la edad los alumnos se encuentran con otros profesores , algunos pasan de manera pasajera y otros marcan plenamente su vida en diferentes ámbitos. Había profesores que se esforzaban en que sus alumnos no dejasen de trabajar haciendo ejercicios o memorizando lecciones y esto aunque cuando eres un niño parece latoso y pesado, también influye mucho en nuestra capacidad receptiva y aumenta la memoria y las diferentes competencias. Cuando un profesor exige mucho, acabas agradeciéndolo porque el esfuerzo se ve gratificado en dichos aspectos tan importantes.

Otra de las cualidades de los buenos profesores era su insistencia en la educación en valores, que es tan importante en la personalidad y sensibilidad de cada uno. Valores humanos como la honestidad, la tolerancia, la responsabilidad, la paciencia, el respeto, la gratitud, el sacrificio o la empatía no son más que algunos de los que estos profesores procuraban instaurar en sus alumnos. Para ello, agradecían contar con el apoyo de los familiares pues estos valores debían ser ilustrados en todos los ámbitos de la vida desde las diferentes personas influyentes en el niño.

Los buenos maestros no dejaban de mostrar su aprecio por los alumnos y nosotros nos sentíamos arropados en clase y todo resultaba más cómodo. Tenían claro que sus alumnos eran antes personas que alumnos y querían hacer de ellos sujetos pensantes y no simples objetos de la educación. Para ello su relación con los alumnos era de igual a igual, entendían que no eran más ni menos que ellos y tenían buen trato también con los padres y los padres con ellos y a éstos no se les ocurría desautorizar la labor de los profesores ni viceversa, que es una cuestión que hoy en día ya no es real y es tan importante para el comportamiento de los alumnos en clase. Estos docentes tenían claro que los estudiantes eran antes personas que alumnos y querían hacer de ellos sujetos pensantes y no simples objetos de la educación.

Hoy en día hay quienes piensan que un profesor ha de ser quien eduque a nuestros hijos en todos los aspectos pero esta afirmación es incorrecta pues la figura del maestro no ha de ser confundida con la figura paternal y debe instruir en los alumnos diferentes conocimientos y potenciar sus capacidades. Por este largo camino de la enseñanza se suceden muchos profesores y por ello, los futuros docentes debemos esforzarnos en conseguir lo que algunos de nuestros maestros alcanzaron en nosotros y servirnos de los buenos ejemplos y costumbres de los mismos para que generación a generación se regenere nuestra sociedad y se formen personas reflexivas, críticas y sobre todo buenas.

Ángela Alonso Moreno


10 comentarios so far
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Ignoraba

Comentarios por Adrián

Ups, ese de antes se me fue

Ignoraba que Rollón te hubiese marcado tanto…

En mi opinión, le das demasiada importancia a la figura del maestro. Sin embargo, yo creo que es mejor que sean malos, porque al fin y al cabo la gente decente no suele haber llevado una vida de rosas.
¡Se necesita tener a ese profesor tan malo de primaria!
Si no la buena vida lleva al acomodamiento, el acomodamiento a no querer aprender, el no querer aprender a exterminar tu cerebro, y exterminar tu cerebro a formar parte del colectivo catolico.
😉

Besito
Chaoo

Comentarios por Adrián

Es cierto todo lo que dices, me has llegado al corazón de verdad de la güena… Sniff… Ah! Atenta a mi blog que va a haber un día de estos un relatillo colgado. Un día de estos…

Comentarios por Dieguno

Te Quiero pichon

Comentarios por Dani

parece ser un buen maestro el que cumple con sus objetivos, el hacer lo que le corresponda como formador… pero que lamentablemente hay algunas cosas muy fantasiosas… para ser un buen mentor hay que en enseñar con la realidad, guiando al muchacho de acuerdo a las destrezas y habilidades que tenga y tratar de ayudarlo a desarrollarlos ´para que se pueda defender y sobre todo aprenda a decidir ante problematicas de la vida real… de nada nos sirve crear maquinitas que memorizan y no sepan aplicar lo que graban en su cerebro.

Comentarios por Antonio

En ningún momento he dicho que un buen profesor tenga que dar la lección para que después los alumnos la memorícen, para nada, pues estoy en desacuerdo con eso, aunque si es cierto que es necesario para trabajar muchas partes de la materia. Las maquinitas no hay que crearlas porque ya la escuela es una maquina en si, por eso los maestros tienen ahora más necesidad de «ser buenos maestros» para intentar eso que tu dices, y también lo que menciono yo.

Gracias por leerme 😉

Comentarios por Mnemosine

Buenas noches, en mi opiniòn un maestro es eso MAESTRO. quien puede influir para bien o mal en la vida.Un maestro debe tener vocacion de enseñar pues lo que harà talvez sea la actividad mas enriquesedora de todas.Hay un maesto de maestros y ese es JESUCRISTO y ante todo lo que hace un BUEN MAESTRO es enseñar con el EJEMPLO.gracias

Comentarios por Jessica Alegria

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